Ojalá el mañana no tuviese que llegar nunca, que pudiésemos retroceder en el tiempo y congelarlo el 27 de diciembre del 2010.
Ojalá mañana no me tuviese que ir lejos de ti.
Pretendo ser grande, llegar a tocar las estrellas con la yema de mis dedos pero sin despegar los pies del suelo.
Y con mis manos bañadas en dolor, tengo encerrados todos mis sentimientos, mis sufrimientos y mis ilusiones. No puedo dejarlos ir, lo entiendes, ¿verdad?
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