viernes, 14 de octubre de 2011

Y fue aquel día.

Hacía ya dos semanas que no sabía nada de él, meses que ya no pisaba mi casa. Le echaba de menos, más de lo que acostumbraba. Vino así de repente, y me besó. No recordaba que tuviese la piel tan suave, e incluso estaba más alto.

Sentía la necesidad de acurrucarme junto a él, la ansiedad por sentirle cerca, pero se encontraba tan tan lejos... Cada mirada me apuñalaba, cada caricia me hacía estremecer del dolor. Nunca antes había sentido semejante quemazón en el pecho ni se me había formado un agujero del tamaño de un frisbee en el centro de mi cuerpo. Nunca antes me había hecho tanto daño estar junto a su cuerpo.

Pero prometí que jamás le haría daño, que callaría todo por verle feliz. Y así fue, y así es, y él jamás sabrá lo que mi ser sintió aquel día, porque a pesar de todo, él sigue siendo mi vida y no necesito más que él sea feliz para sobrevivir.

2 comentarios:

  1. Tía que entrada más bonitaa ! me encanta ! besitos cielo cuidate , a ver cuando te veo !


    Próxima parada : Maroma

    (L)

    ResponderEliminar
  2. Me alegro que te haya gustado preciosa!
    Sí, sí!!! MAROMA(L) :D

    ResponderEliminar