sábado, 28 de enero de 2012

Paciencia, pequeño pony.

Pararme en la esquina dónde está el café en el que, mañanas manchadas de gris, íbamos a desayunar y a seguir viviendo nuestra locura, y SIEMPRE, SIEMPRE, sentir tu fragancia, como si siguiésemos siendo libres, como si no hubiese mañana, y echarte de menos, desear que estuvieras aquí.

Y en tu ausencia recorrer tu sombra con mi mente, y sentir que estamos conectados, que somos dos en uno cuando en ese momento me llamas:
- Era para decirte lo mucho que te quiero y lo mucho que deseo que llegue el mañana para no separarme de ti, para verte lo bonita que estás mientras duermes, y acariciarte esos mofletes que me encantan y que te comería a bocados!!

Y es entonces cuando yo me quedo desarmada, y otra vez, para variar, sin dejar de pensar en ti.

No hay comentarios:

Publicar un comentario