lunes, 13 de febrero de 2012

Me quieres. Me hieres.

Cuando todos los días se convierten en lo mismo, en una espiral de cansancio, cuando ya no soy capaz de comer ni de dormir ni ponerme en pie por mi misma, cuando todo a mi alrededor se torna tempestad... Es entonces cuando me pregunto qué será de mi...

¿Qué será de mi cuando te vayas/me vaya?
¿Quién va a cuidar de mí entonces?
Dices que puede que venga otro que me acaricie el pelo y me ate los cordones, que puede pasar, que pueda encontrar a alguien, pero no serás tú. Y yo, yo no quiero a nadie que no seas tú.

Cada vez que me besas, mi cuerpo entra en crisis porque ya no sé si sonreír porque estás a mi lado o llorar por si no vuelves a estarlo.


Ya no sé distinguir la Luna del Sol, ya no distingo formas ni colores ni los susurros de los gritos.


Desde el primer momento en que llegaste a mi vida supe que si algún día te ibas te lo llevarías todo contigo, todo lo que soy y lo que fui... y no quedará nada más que desolación y desesperación y el frío de una piel desabrigada bajo la lluvia.

Los truenos serán mi canción de cuna mientras el viento me acune entre sus brazos plateados hasta que me quede dormida, hasta que se haya acabado todo. Y en mi último aliento, sin dejar de pensar en ti, diga:

"Come what may I will love you until my dying day."

Porque te lo prometí, te dije que jamás dejaría de quererte. Eres lo mejor que me ha pasado en la vida

No hay comentarios:

Publicar un comentario